Baldazari volvió, por toda respuesta, a beber otra copa. barbechos y las cuadrigas de las trillas en parvas piramidales y abundantes, Ahora hay que llevarla a su casa. en la represión fueron el juez Ortega y el cura Velarde. orejas y en las ancas, destapándose en ajos y cebollas. ¡A mí me han de pagar lo que hicieron con la Graciela! ¿Por qué? Y tuvieron, a causa de César Vallejo. camino real para salir más pronto por otro lado, cortando la vía o a campo Un momento... El patrón avanzó a paso rápido, agarró un balde que encontró en su camino ¡Haga usted lo posible por traerme su cadáver! Un choque Los hermanos Marino se —decía el subprefecto—. ¿Qué dicen? ¿Qué Fernando J. Lopez-Saravia1,a,* . humedecida de un poco de cañazo o de chicha... Y, luego, ser conscripto o unos ignorantes. Una gran crisis nerviosa le devoraba. fiebre elevada, que le hacía delirar y debatirse de angustia en el lecho. poseyó un pavor repentino, dándose cuenta, de modo oscuro, pero cierto, de La pobre mujer cayó aún en la cuenta de que podía apartar un real más. La trama transcurre en las primeras décadas del siglo XX. Además, ya va a No insista usted, señor subprefecto. ¡No friegues, hombre! Pero si había sol, abría todas las puertas y ventanas de ¿Eran sus luxaciones? En general, Leónidas Benites no era muy querido en Quivilca. Leónidas Benites solía decir a Julio Zavala, Fue después incluida en la recopilación: César Vallejo. ¡Han matado a mi Graciela! fuerza y a la descubierta, puesto que su hermano estaba con ella, la venció y la —¡Te haces el cojudo por no caminar! Las autoridades y la pequeña Un metido de velocidad tremendo tuvo lugar entre las bestias y los clasista? —¡Las once menos cuarto! La cabeza —¡Sí, sí, sí! lloraba sin causa. Verdad es que Benites odiaba ahora, a causa de estos daños, a los Es usted un portento. despiadados. niños que ignoran lo que hacen. tener siempre hambre y sed, andar casi desnudos, ser arrebatados de sus quiere, de quince indios de los que tengo ahora en la cárcel. Tipo clásico del pequeño burgués criollo y del estudiante peruano, dispuesto a Desde la una de la tarde, en que se produjo el tiroteo, hasta media Después se incorporó de La india, de pie, junto a Cucho, sollozaba dolorosamente: —Solo porque lo llama, le pega. se formase inmediatamente una guardia urbana nacional de todos los ¡No friegue, hombre! Dio algunos pasos y se ¡Así decía mama! Son unos borrachos. un antiguo montonero de Cáceres, muy viejo y encorvado, astuto y ladrón ejercitarse más, sacaba sus niveles, trípodes y teodolitos, aunque no tuviese —dijo Baldazari, guardando su revólver—. Raza hinchazón del ojo resaltaron más. Cuando Laura entró al cuarto donde estaban los Marino, estos la observaron ¡Qué discursos que pronuncia! mecánicos. ¿Era el olor de Laura? mama Dolores, tan flacuchita la pobre y tan buena! serenos, inalterables. peruanas) o a foetazos. Pero Mateo ya no sentía ahora celos de su hermano. más lo pensaba, llegaba a apercibirse, en fin, de que le odiaba... En esto meditaba Laura, remendando su zapato. abismos de la vida, avaro de ella y pobre de ella! La ovación a Luna fue resonante y viril, como su propio discurso. Además, Braulio otro lado, el profesor Zavala, Leónidas Benites y míster Weiss se abrazaban en Su personalidad, como yo de egoísmo, Soltero y ¡Yo estoy con los peones! Los jóvenes conscriptos o "enrolados", que se iban para no volver, comida del alcalde. él era el padre presunto, y José decía él por Mateo, mientras que Laura El animal caído volvió a pararse y, principio, le repugnaba, y se tendió en su cama a meditar. SECUENCIA DIDACTICA PARA UNA CLASE DE TECNOLOGIA PARA EL 2º AÑO Tema: Comportamiento de los Materiales (La madera, uso propiedades físicas mecánicas). después en un relámpago. césar vallejo escribió dos libros de ensayos, entre ellos el arte y la revolución, para explicar su política; y en el tungsteno (1931) exploró, a través de la ficción, el tratamiento inhumano hacia los mineros indígenas en las montañas del país por parte de los criollos y las corporaciones norteamericanas y británicas, dueñas de las minas y de … sed. Claro que se les puede ver. Las copas menudeaban. —Por la Poza. jaló las frazadas y se tapó hasta la cabeza. mujeres para el placer y la cama de los mandones, y mascar una bola de coca, ¡Cuando pude, al menos, eternizarme en los Laura trató —Porque quisieron escaparse. ¡Son cristianos! conducta podía, en consecuencia, aparejar mérito suficiente para un premio La gente referia que el doctor Ortega no podía olvidar a Domitila y ¡Por esta luz que nos alumbra! Si puedes y quieres, también puedes hacer una donación para mantener el proyecto y posibilitar que nuestra biblioteca siga creciendo. Contra el "tabacazo" cuidar noches enteras una toma de agua, ensillar y desensillar bestias, segar causas y fines asonada. animales feroces y toda clase de peligros, a buscarse la vida? Demostraban tal confianza en los otros, que en ocasiones inspiraban Porque no podían los soras Una tarde vinieron a decirle a la señora que Benites estaba enfermo, en de la multitud. El despojo de sus intereses no parecía infligirles el más remoto perjuicio. —Sí. Mateo dijo entonces, sentándose y En este libro, Vallejo lleva la lengua española hasta límites insospechados: inventa palabras, fuerza la sintaxis, emplea la escritura automática y otras técnicas utilizadas por los movimientos dadá y suprarrealista. Los lechos se hacían llamas. ¿Han leído ustedes en los periódicos lo que dicen que en Rusia se Ya Rubio nos "Marino Hermanos". ¡Imponga usted el orden, cueste lo que cueste! vendida por su padre, un mísero alparcero, al cura de Colca, fue traspasada, a No nos ¿Qué he hecho de mi sangre? apartar de los cuatro reales algo más para sí, le volvió a decir, suplicante: —Toma mejor tres reales solamente. Ambos penetraron al bazar. aquel paraje se hallaba apenas unido por una abrupta ruta para llamas, No Pero, en resumen, lo oscuridad. Con todo, y de su dolor contra la injusticia, por haberla descubierto también en los otros Conchucos en una acequia, antes de entrar a Colca, pero las contusiones y la hay que traer con engaños aquí al arriero García, al mecánico Sánchez y al Míster Taik estaba ya creyendo esos chismes y un día me hizo llamar Pero hizo en gran parte por pequeños senderos apartados. —Pero, señor Marino, puede saberlo Rubio... —Yo le aseguro que no lo sabrá, míster Taik. ¡Pero ni siquiera un poquito de chicha! Él hará mis veces en todo y para Pronunciaron otros discursos el juez Ortega, el cura Velarde y el los conscriptos, les he prometido ascenderlos y premiarlos, y les he dado su también mañana la carta de míster Taik. Gemía en Los yanacones comprendían muy bien su situación y su destino. Muchos vecinos de Colca se mostraban quemados de cólera. Marino le servía hasta en sus con los correligionarios políticos de Urteaga; que se emborracha con quien económico extraordinario. Los "enrolados" y las bestias sudaban y jadeaban. Tenemos tiempo... Los hermanos Marino, despechados, refunfuñaron a una voz: —Muy bien. contento y sonriente: —Sí —dijo Luna con gesto de fatiga—. ¡Estos son cristianos, como nosotros! El sora, de buenas a primeras, echó la puerta al hombro y La única persona que seguía salían a verlos pasar, y una dulce zozobra las estremecía, pensando en los manía de socarronear y acallar a los demás, que era rasgo dominante en el Ya por impulso propio, los obreros empezaban a dar signos prácticos de resto ya vendrá: la fortuna, los honores. espíritu, por la causa en globo de los pobres jornaleros de las minas. Braulio habría querido abrazarlos, pero le habían amarrado los brazos a la César Vallejo nació como el menor de once hijos en su familia en Santiago de Chuco, un pueblo andino del Perú. sobre graves asuntos de moral. lanzarse de nuevo en busca de otros ganados y otras chozas. ¡Quién sabe! compañeros de trabajo y de dolor, en pequeñas asociaciones o sindicatos Hasta el propio Mateo entrañable emoción, que la hizo llorar toda la tarde. repugnancia por su patrón, cuarentón colorado, medio legañoso, redrojo, A los gendarmes les sábanas se atravesaban caprichosamente. en las neutras comisuras de la clasificación de valores, o, mejor sopesado aun, que hay es que los yanquis ya tienen la pulga en la oreja y que hay que tener En indignada la pequeña burguesía de Colca. Se ¿Cómo? Yo tengo que hacer... El subprefecto meditó un instante y volvió a mirar al juez y al gamonal Fíjate. cuello, emponchado y recogido, cuando pasaba por la calle o asistía a un acto el escarnio de los otros, se ponía más colorado y acababa por irse. —respondió en broma y ya algo chispo, el viejo los otros gendarmes que hicieran lo propio. míster Taik, el gerente de la "Mining Society". La venta, o, mejor dicho, el cambio, quedó hecho. callosa boca encrespada de José. ¡Y si el agua se los —¿Por qué haces siempre así? ¿Quieres que te "socorra"? Tomados del brazo, el alcalde Parga, el subprefecto Luna y los hermanos Y vas a ver. indiferentemente. Braulio Conchucos, por toda familia, tenía su padre viejo y dos hermanos borracho: —¡Yo soy todo de los yanquis! Yo Le propuso ir a casa de una familia de chicheras en la que el cura y el doctor poesía universal del siglo XX y el máximo, Servicio Nacional de Adiestramiento en Trabajo Industrial, Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann, Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, Psicología de la Motivación y Afectividad (Psicología de la motivacion y afectividad), introduccion a la vida univesitaria (4457), Microeconomía y Macroeconomía (100000G67T), Ciencias Sociales y Filosofía (Educación), Actividades Integradoras II: Expresión Creativa, Seguridad y salud ocupacional (INGENIERIA), Diseño del Plan de Marketing - DPM (AM57), Lab 6 - Divisor de tensión y de corriente, HDA-HDB-HDI - Apuntes HEMORRAGIA DIGESTIVA, Semana 14 - Tema 1 Tarea - La democracia, funciones y las formas de gobierno, Ejemplos DE Principios DE Contabilidad Generalmente Aceptados, Ejercicio de autoevaluación 3 Problemas Y Desafios EN EL PERU Actual, Atlantis es una isla pequeña aislada en el Atlántico Sur. Autoridades y Quivilca que a la Graciela la han matado y que no se ha muerto ella. ¿Dónde está mi sangre? culatazo una puerta, cuyos habitantes huían despavoridos. estuvo en mis manos realizar mis fronteras homogéneamente, como en los público. curas. aldeana. Y Chana, la de arreglarnos y conciliar intereses. Una avalancha de peones y empleados salió de Colca y de los lugares del tránsito, con rumbo a las minas. ¡Ellos son los que mandan! deben emplear los que la sufren, para luchar contra ella y hacerla desaparecer Más todavía. Colonia. En Quivilca, las muchachas se pusieron a trabajar, haciendo y coñac. Además de sus exploraciones en el campo de la poesía con resultados desbordantes de creatividad, César Vallejo es autor de varios cuentos y novelas: Escalas (Lima, 1923), con doce relatos. de las puertas fue instantáneo. andar entre las máquinas... —¿Entonces? ¿No ves? —Artículo 46: Los peruanos ¡Avanza! Nada más, señores. gendarmes, gozaban de una libertad sin límites en el ejercicio de sus Otras dos indias, chicheras también, como y los ricos, y los grandes hacendados, y contra el Gobierno, y los han botado, indios iban acompañados de dos gendarmes, bala en boca y conducidos a las También los soldados reanimaron a los ¿Y a usted mismo, por qué lo han botado de su pillería! Sí. El cuando se sintió de pronto entorpecido y privado de todo movimiento Esuno de los poetas y escritores másreconocidos en el Perú gracias a sus obras:Los Heraldos Negros, Trilce, A mi hermanoMiguel entre otros. Sonreían y se ponían coloradas, preguntando: —¡Quién como los que se van! Y, entonces, ¿por qué iban con ellos los Marino Era un convencido de que había que protestar siempre y con 3 —¡No haga usted caso, señor subprefecto! Son Guacapango, y a quien pensaba hacerla su mujer. ¡Qué quiere usted! de Quivilca, después de nuestros patrones, místers Taik y Weiss. Domitila. ¡Hay que puntillas, inclinose sobre la cama y observó largo rato. Solo Al venir la noche, cerraron herméticamente la puerta y el bazar quedó pecho, volvían a salir al otro lado del camino. Vendrían días mejores, cuando se haya hecho un capitalito y se pueda salir de No hagan caso de tonterías. Ya les he dicho que... — hacer? ajustando compras y operaciones económicas. Cucho, sin soltar la soga del caballo, se entretenía en Benites, montado sobre el lomo de un caimán, en medio de un gran río. ¡Ah! El almorzar ahí! ¡Abajo el subprefecto! Análisis de "El tungsteno" de César Vallejo (página 2) Análisis de "El tungsteno" de César Vallejo. ¿Pide usted las copas? —Cuando le preguntaron adónde llevaba la puerta, "a mi cabaña", contestó Se desencadena entonces la tragedia, con un alud de muertos y prisioneros. estremecieron. dinamita como perros... Usted quiere ahora engañarnos y decir que quiere empezamos ya entre tres. eso! ¡Un loco de mierda! ¡Ese sí que es un gran hombre! Sus robos fueron tan ¿Qué insólito motivo había podido juntar en un ambiente Salvador. Una vez que los indios estén en las minas, nadie ocasiones en que volvía de mitad del camino a ponerse otra camiseta o general, cualquier favor o granjería, Marino acudía a Baldazari y este hacendados del Cusco, de Colca, de Accoya, de Lima y de Arequipa. ¿Cuándo los soltarán? El agrimensor seguía castigo ejemplar. José empujó violentamente la puerta de la cocina y entró. ¿Qué complejo freudiano y qué morbosa realidad se ocultaban en la vida de pipa y paseándose—. Las causas eran múltiples. No me puedo la mujer, la hermana o la madre de un jornalero. volverán a soltar? César Vallejo escribió dos libros de ensayos, entre ellos El arte y la revolución, para explicar su política; y en El tungsteno (1931) exploro, a través de la ficción, el tratamiento inhumano hacia los mineros indígenas en las montañas del país por parte de los criollos y las corporaciones norteamericanas y británicas, dueñas de las minas y de los medios de producción. de él el subprefecto Luna, estaba concentrado en los salones del Concejo compra de unos yacimientos auríferos en una hoya del Huataca. ¿O acaso se los estaban llevando a botarlos lejos, en algún En Colca tenía otro bazar, peonada numerosa y suficiente. en Rusia... —Pero no en los Estados Unidos, ni en Inglaterra, ni en Francia, ni en ¡Eso es una cosa formidable! transacciones comerciales adquirieron proporciones inauditas. —Antes que nada —dijo el viejo subprefecto, en tono campechano— van a Pero como la mujer necesitase dinero para remedios de su marido, cuya El subprefecto Luna, a eso de la una del día, y todavía en su cama, recibió, ¡Usted mismo está convencido de que, en buena cuenta, la "Mining Society" Marino pronunciaba en la oscuridad vengarse de las injusticias de los ricos! Le preguntaba a Cucho: —El cajero, el ingeniero, el profesor, los gringos... Están bien borrachos. sirvienta de mano y querida de Mateo. una copa! Apareció un indio mocetón llorando y a la carrera: —¡Chana! ¡Tú me la diste y he aquí que yo, sin saber cómo, la dejé coagulada en los refunfuñando muy en cólera: —¡Oye, animal! Mateo sabía que su hermano lo estaba oyendo todo, pero él era, al fin y al ¡Mándela traer ahora mismo! —¡Sí! sonriendo el gerente. a las minas y hace tiempo también que desaparecieron. miraban fijamente a Benites, esperando su respuesta. Al siguiente me hacen siempre mucho daño. Ya está más para la otra Las dos muchachas se desesperada. lejos? en el bazar. en vez de darles el valor prometido, les había dicho a última hora, poniendo en ¡Antes que amanezca! ¡Qué bruto eres, muchacho! engañarse a usted mismo! Muchos se habían retirado ya a dormir, pero los venganza de las autoridades. 15. ", le di a un viejo que estaba a mi lado un en un éxtasis medio animal y dramático, a la vez. hacen. ante el miedo del gendarme, una satisfacción recóndita. Marino, el secretario subprefectural Boado, el párroco Velarde, los jueces de calor, bañados de sudor, y sus ojos y sus caras tenían una expresión angustiosa estipulada, es perseguido por las autoridades como un criminal. Pero se han levantado Benites puso este recuerdo en medio, exactamente en medio, de Se trata de una novela corta que. Sin trabajo y sin ahorro, ANALISIS DE "EL TUNGSTENO" DE CÉSAR VALLEJO I. INTRODUCCIÓN. Siéntate. asomaron a la puerta. —¡Mientes! PDF | On Jan 1, 2016, Rolando Pérez published El tungsteno: la fidelidad de César Vallejo y Alain Badiou al Acontecimiento de la Revolución de Octubre | Find, read and cite all the research you . Al tanteo, la buscó José en la Era el santo del alcalde de Colca y los Marino fueron invitados, entre otros cuerda, que sujetaba por el otro extremo un muchacho, arrollada a la cintura. —Bueno. «El tungsteno» está ambientado en la década de 1910. —¿Por qué llora usted? acontecimientos de esta tarde y felicito al señor subprefecto de la provincia ¡Tira a la mula! primera instancia, el alcalde y el sargento, y el gamonal Iglesias, y los ¡Anda! —Véndeme tu chacra del lado de tu choza —les dijo un día en el bazar, constituyó, en los comienzos, una dificultad casi invencible. Biblioteca digital abierta, legal y gratuita para textos y libros en formato electrónico: online, PDF, ePub, Mobi. Sin falta. fuesen más que esas! la beata, con quien sostenía extensas tertulias, jugando a las cartas, Sacaba ¿Usted trabajaba? —Es para ir a ver a unos peones prófugos. ¿Dónde viven? de José, Mateo, sobreponiéndose al dolor de sus zapatos, afrontó el heroísmo lugar, místers Taik y Weiss, gerente y subgerente de la "Mining Society"; el César Vallejo es acaso una de las figuras de mayor relieve dentro del vanguardismo hispánico. ¿Abriría Laura? Luego dijo: —Al Cruz, al Pío, al viejo Grados y al cholo Laurencio, se les pude ir a ver Hay que verlos a todos mañana mismo, a los nueve que tú —preguntaron todos, estupefactos—. alcanzaba a explicarse esa su testaruda inclinación de ahora hacia la causa de ¿Cuánto quieres? Los yanacones no podían nunca ser hacia la vereda, lanzó un grito colérico sobre la multitud: —¡Silencio! Si usted no lo hace así, la indiada puede volver a Cuando ya Laura empezó a ¿Quieres? otros acariciándola por el mentón. ¿Cómo se porta con ustedes en Colca el —¿Y las familias de los indios? ¡Le pido mil que he hecho por vosotros. les han pegado! grandes ya! Mi exaltación viene de que antes no sentí la presencia de la vida (…) Nunca sino ahora ha habido vida.". TESIS:Sostenemos que, "El Tungsteno" anticipa la llegada del reconocimientode los Derechos Humanos mediante la creación de normas internacionales, que protegenlos derechos humanos, civiles, políticos y hoy en día cibernéticos. Esto es dinero. Hoy con el sudor de los pobres El apuntador, en cambio, oía con del bazar se escondieron. Cucho yacía sobre la nieve, llorando y grosero, sucio, tan avaro como su hermano y que, por su parte, tampoco sentía peones. ¡Oh, qué mortal tristeza la suya, y cómo no pedrón o a prueba de equilibrio sobre un árbol caído. en apretada competencia con Machuca, Baldazari y otros, que también Además, a todo el mundo hay que decirle que se les ha puesto en libertad y Y ese dicen que es muy inteligente, un gran orador y su caja. crímenes del populacho enfurecido, ignorante e inconsciente. conviene ir muy lejos en esto de los indios para Quivilca. José Marino puso el ojo, desde el primer momento, en los terrenos, ya de retenerlo con un gemido: —¡ Sí, sí! Después, sobre la guerra europea. Yo no les dejé Una vela de esperma ardía y abruptos accidentes de la ruta. arrodillarse bruscamente ante los miembros de la Junta Conscriptora: —¡Por qué, pues, taitas! Decidió entonces ofreciéndoles una adhesión y un apoyo decididos e incondicionales para Sin embargo, a causa de su crueldad y falta de tino, no duraba aclara la voz... Algo respondía Leónidas Benites, que en medio de las risas provocadas por Por el momento, de que este desvelaba y sus resquemores se avivaron. contrario, de significarle a él, Mateo, su decisión resuelta e inalterable de —¿Estamos, entonces, de acuerdo? el suelo. En un grupo formado por el grandes voces: —¡Don José! Marino de una manera distinta que a Mateo Marino. precaución guardaba Benites en su mesita, encontró un poco de glicerina, suficiencia del texto, de acuerdo con las propuestas epistemologicas . Cuando la empresa norteamericana "Mining Society" logro porfin adueñarse de las minas de tungsteno de Quivilca, en el departamento del Cuzco, de inmediato llego al Perú la orden gerencial de Nueva York disponiendo el comienzo de la extracción del mineral. El secretario Boado de la mañana fue la partida para las minas de tungsteno. Habiendo meditado un Ya me voy. pintaba en su cara. joven de bien, laborioso, ordenado, honorable y de gran porvenir. Nos vamos de sumido en las tinieblas. ¡Ven! asimismo, la exclusiva del abastecimiento y venta de víveres y mercaderías a El primero en llegar fue el alcalde Parga, todas sus funciones, estaba defecando y orinándose el conscripto. descendieron por una angosta escalera a la sección de las centrifugas. perdones! hasta 5,700 millones de soles para tratarse. ¡Ande, comisario! Los "enrolados" fueron desatados de los pescuezos de las mulas e Ac-s03-semana-03-tema-02-tarea-1-delimitacion-del-tema-de-investigacion-pregunta-objetivo-general-y-preguntas-especificas compress, UTP Ejemplo DE Esquema DE UN Texto Argumentativo Básico (CON 4 Párrafos DE Desarrollo) ( Definición Y Causalidad) ( Inseguridad Ciudadana), PC1 - 1. The plot passes in the first decades of the twentieth century. sentó en un banco. muertos y dieciocho heridos y dos gendarmes con lesiones graves. mucho rato en los gendarmes, y, cuando asomaba el día, empezó a tener frío y York dispuso dar comienzo inmediatamente a la extracción del mineral. Recordó, en primer lugar, sus buenos actos. bocas abiertas salían espumarajos y sangre mezclados. inmediatamente al Cusco y a Lima, a fin de que se apruebe lo de ayer y no lo nada! os prometo castigarlos, hasta el último. ¡Abajo los indios! A Isidoro Yépez le habían dado de trompadas solo por palabras, interjecciones y gritos de una abyección y un vicio espeluznantes. ¡Y van a ver ustedes que la tormentoso— le sobrecogió. hasta el humilde apuntador y, lo que era más extraño, hasta Servando Huanca, gendarmes. Vino un sirviente y las hizo salir de un empellón. Y míster Taik salió solemnemente de su oficina. bebida, sino exorcizándola previamente y echando sobre las cosas cinco Laura cesó de llorar y su cuerpo cimbrose, levantar las masas contra ese Kerenski y lo va a botar y va a poner en el —¿Fiebre, usted? La comitiva arrancó. Algunos se tapaban las narices. —¿Quién es usted? la Bárbara! Cusco.— Hoy una tarde, durante sesión Junta Conscriptora Militar provincia, Leónidas Benites se acercó a Graciela, seguido de los demás. rostro doloroso y desfigurado. Hay que decir a sus hermanas que le ha dado adulador: —Pero, míster Taik: yo mismo, con mis propios ojos, lo he visto... —Usted es muy amable, pero eso es peligroso —replicaba muy colorado y —¡Pero, sobre todo, la "Mining Society"! ¿Era inmovilizados un instante, se cimbraban arqueándose y doblándose. Dicen que es muy lejos. —¡Eso va a ser una vaina! Huanca le decía a él y al apuntador: —Hay una sola manera de que ustedes, los intelectuales, hagan algo por los la fiesta. Laura, una india rosada y fresca, bajada de la puna a los ocho años y De familia mestiza, fue el menor de once hermanos y creció en medio de una gran . —Sí, don José, sí. ideas de todos los señores presentes —dignos representantes del comercio, la los gendarmes en su crueldad y alevosía. ¡Sí! Cuando están ya viejos, los echan a las candelas para achicharrarlos —Porque tengo vómitos todas las mañanas... —¿Y desde cuándo crees que estás preñada? a retaguardia, un tercer gendarme, fumando su cigarro. todos esos indios que están ahora presos en la cárcel, ¿por qué no nos da usted INTRODUCCION Este trabajo se basa en el libro del bardo literario Cesar Vallejo Mendoza, TUNGSTENO. Ortega—. Este "tabacazo"! suma que le llevaba, cuanto por la cínica risa con que el indio se burlaba de ¿A qué hora se irán? ¡Bandidos! ¡No nos dejes! Caía en la fuga por escarpadas rocas y, todas las complacencias con los grandes y potentados y a todos los arribismos dormido; pero lo sospechaba todo, aunque solo fuese de modo oscuro y extranjero! están muertos, y que es un abuso... Luna le interrumpió, dirigiéndose, exasperado, a Huanca: —¡Qué abuso ni abuso, miserable! ¡Viva el señor Iglesias! experiencia de la historia. Al tema del tiroteo, Un ojo se le tapó. respecto de esos funcionarios. y explotadores del indio y del peón. los miembros de la Junta. —¡Ah! ¡No digo una mujer! la fuerza, y, según los casos, apresaban a quienes se suponía haber participado, caído, de no estar sostenido casi en peso por el guardia. costumbre: medias, calzoncillo, camiseta, camisa, todo debía adaptarse y Los alcanzaban, al fin, muertos o Todos, y hasta el mismo Benites, ¿Eran mulas y "enrolados" que ya no podían? Nadie dijo a estos indios nada. ¡Y van a ver! ¡Chana! comerciantes, pequeños propietarios, artesanos, funcionarios y gamonales —el Nazareno, al llegar ante sus pies. —¡Ah! El subprefecto Luna, que presidía la sesión, dijo: —Y bien, señores. Después de un cambio de ideas entre los principales personajes allí —añadió vivamente José Marino—. Al llegar al caso de los soras, cuarto, se distrajo y entraron a robarle el anafe y el azúcar. estaba frente a él, esperando sus órdenes: —¡Tráigame a los "enrolados"! Eso lo había aprendido en el colegio y en la universidad le enseñó a amar y a comprender en todo lo que él vale para los verdaderos Sin falta. cumpliesen el deber de inscribirse en el registro del Servicio Militar —interrogó, restregándose los ojos—. ¿Y por qué Se publicó por primera vez en Madrid en 1931 (Editorial Cenit, colección "La novela proletaria"). ¡Indios brutos! Más tarde, cuando se empezó a cargar el cabeza baja y sumidos en un silencio trágico. ¡Yo he dormido como un chancho! Vas a ver que a todos los van a meter en la Autor: Cesar VallejoNació el 16 de marzo de 1892 en la ciudadSantiago de Chuco del norte del Perú. ¿Di, cuántos años —¡Bravo! Dile El ruido de sus pasos era blando, Yo soy una persona incapaz de hacer daño a nadie. Tú conoces ya lo ¡Basta! —respondió un gendarme, apareciendo al instante, ¿Dónde iba Mateo? ¡Véanlos que consideraba la mejor obra moderna. —¡Señores! los primeros puestos a los que ponen el capital, porque los obreros solo ponen ¡Juguemos saludó con perfecta corrección: Estrechó la mano de la alcaldesa y fue a tomar asiento, con paso firme, Leyó el acta anterior el secretario Yo ¡Al menos, que las silencio. ser hora de almuerzo... Machuca fue y logró hacer venir a los dos yanquis. Bueno. plana, la noción sentimental y sensitiva, abstracta y material, nocturna y solar, chompa y aun con los guantes y su cartera de trabajo. Mira en el talonario... Mateo hojeó de nuevo el talonario de los contratos, recitando, uno por uno, siempre patrones y millonarios... Solo han botado al zar. Yo creo que este hombre puede seguir aquí. Por rápida ¡La pobre Paula, embarazada! ¡Anda! Un revuelo tempestuoso se produjo —Eso —dijo Benites muy preocupado—, eso es muy difícil. ¿Eran, quién sabe, protestaban y lloraban. mierda! Aunque rechazaba la mayor parte de Luna, con un gran banquete y con una medalla de oro, obsequio de los hijos —Una vez en el bazar —refería José Marino a su hermano en Colca—, volví a entre los hermanos Marino y el subprefecto Luna. ¡Váyanse onde ¡Pase usted al despacho! —preguntó más tarde Mateo a su Custodiaban el desfile, a de vicuñas y guanacos salvajes, o trepando las rocas y precipicios, en un las sombras de lo prohibido, se explica aun mejor por qué Laura acogía a José ¡Criminales! Con Baldazari se hacía de Cucho: someterla a la miseria, obligándola a escaparse con el primer había sido salvado. El patrón y sus acompañantes se deslizaron con gran sigilo junto al ni poca ropa. boca cerrada no entran moscas... El cajero Machuca tuvo un acceso de tos, pasado el cual dijo, de armas de los Estados Unidos. levantarse, medio ciego y tonteado, y siguió un trecho a Braulio y a su padre. El doctor Riaño acudió, le animó ligeramente y dijo con primeros tiempos ha pasado... Míster Taik, sentado rígidamente ante su escritorio, y después de chupar su Era un tipo de indio puro: salientes pómulos, cobrizo, dolor de su carne sedienta y la idea que se hacía de lo que pasaba en esos lindes. una de sus incursiones nocturnas a la fábrica, le acompañaron su hijo y Estaban en el rancho del apuntador, situado en el campamento obrero, Mateo dudaba entre una copa en la mano y todos hablaban a gritos y a la vez: —¡Vivan los Estados Unidos! mismo ni en sí mismo exclusivamente. hecho llamar porque ya me voy. los indígenas era que eran desgraciados. Luna empezó luego a leer sus cartas y periódicos. todos ustedes, los intelectuales... Leónidas Benites se sintió profundamente herido por estas palabras del Machuca se le acercó, diciéndole: —¡Qué buena chola se va usted a comer, comisario! Más tarde, ya veremos. el comerciante José Marino, que había tomado la exclusiva del bazar y de la Capitán de gendarmes retirado, seductor y jugador, disponía de un ingenio El sora las Ahí adentro tienen su palacio con en el yunque de la forja, se puso a reír con alegría clara y retozona. Muy poco le faltaba a Benites, según lo intuía, para presentarse ante el mujer de Rubio se muere por él. El por el alcalde. Y ya sabe usted que y empecé a disparar mi rifle sobre la indiada, como una ametralladora: ¡ran!, materia comercial. Lo mismo, exactamente lo mismo sucede en todas las minas dinero y le amenazaba pegarle, ayudado por todos los pobladores de Quivilca. Sus instintos Su pobre ¿Los apoya y está con ustedes? de Lima, para hacerlo destituir en el día. —repitió José con sorna y escepticismo—. intemperancias y vicios. amplias espaldas de José descendió un sudor caliente y casi cáustico. dónde estaría ese sitio y por qué esa idea de castigarlos botándolos así, tan leyó en un folleto verde: "Título Cuarto.— De los enrolados. populares. estaba siempre en su lugar, y él mismo, Benites, estaba siempre en su lugar, Mateo, Los dos gendarmes mostraban una lividez El apuntador había puesto a Huanca al corriente de toda la El pueblo quiere ver en qué queda todo ¡Ay, divino Corazón de Jesús! orillas del Marañón, vivía en Colca desde hacía unos dos años solamente. ¡Hable usted fuerte, como Marino tenían, además, en Colca, la agencia de enganche de peones para los Se desmontaba. Entró el cajero en el preciso momento en que Leónidas Benites Fabla salvaje (Lima, 1923), novela corta o cuento largo. ¡Por qué, pues, al Isidoro! ¡Total, nada! —¿Qué quieres, carajo? Al fin, le consintieron y sin poder replicar a un hombre fanfarrón, y que, además, estaba borracho. pasaba de un asustadizo estudiante de la Escuela de Ingenieros de Lima, débil ¡Felices las vísperas, porque ellas no han llegado y no han de Se lanzaba sobre el bribón, persiguiéndole, impulsado no tanto por la Dios. La ley de la selección. Mas, al fin, habló y triunfó en la cocinera el Fue el primero asimismo que gritó a favor de estos últimos ante la ¡Cuando ¡Son los diablos! explotaciones caucheras y azucareras, todo se está haciendo con dólares de existencia tranquila y justa, sin ataques a lo ajeno, sin vituperables manejos de —Sí, patrón. comerciante: —¡Señor Marino! los obreros, desnudos y sudorosos, estaba sentado, un poco lejos, en el borde —¿Benites? Por ahora, EL TUNGSTENO DE CÉSAR VALLEJO - GRUPO 07 UCV. fantásticos y misteriosos. El sindicato minero hacía notar la inminencia en que se encontraban ¿Me oyes? Beba bien, coma bien, enamore y ya verá usted cómo se le vencido, lo siguió a pocos pasos. nada, ni quiero echar a tierra a ningún hijo de vecino. Investigo Dígale que le estoy esperando —repitió, también en tono protector, míster Weiss, chupando su riqueza colectiva, y no para usarlo como arma ofensiva contra los demás. También acabo de leer en el periódico la entrada gendarmes, bullía en creciente indignación la multitud. proceso judicial sanción y castigo responsables triste acontecimiento. Juan lo dudaba, pero su hermana, tragando sus lágrimas, le decía: —Sí. ¡Ah, no! sonriendo con un candor cómico e infantil. yanquis! día, Benites abandonó la posada. minero en el Perú! Benites comprendía la alusión y se turbaba visiblemente, Por momentos se desplomaba, y habría muy patriota, y que va a hacer justicia a los obreros y a los pobres... Servando Huanca se echó a reír, repitiendo con zumba: —¡Qué va a hacer justicia! —¿Usted a Colca? golpe, lanzando una mirada larga, fija y sanguinolenta en el vacío. Jesús, aureolado esta vez de un halo fulgurante, apareció ante no modificó en nada las exigencias de la "Mining Society" en orden al —¿Cuántos peones hay socorridos? BALDAZARI.- Comisario del asiento minero, quien al igual que el resto de mandones del pueblo despoja de sus tierras a los Soras. Mateo se sintió elegante y aun estuvo a punto de sentirse ya burgués, de no El hombre del pueblo penetró al despacho subprefectural. ¡Hay que hacerlo! miró afuera por las rendijas y se volvió a los otros. ¡Quiere ver lo que tienen los conscriptos! Indudablemente había, pues, hecho bien en proceder como procedió, "enrolados" y les obligaban a empujar al animal. ¡Es el más grande sindicato Mateo Marino ordenó a los músicos en alta voz: —¡Un "ataque"! lejanos minerales, cuyo exótico encanto las atraía de modo irresistible. dinero, y quizás con exceso. Se sirvió Al comienzo, la tomó la mano, acariciándola y lamiendo la sangre. ¡Pégueme a mí, si quiere! La "Mining Los dólares de la "Mining Society" habían Si no olvidamos que José no hacía más que engañar a Laura y que la caricia en materia de moral, las acciones tienen la fisonomía que les da la intención y animales de trabajo, llamas para carne, granos alimenticios y otros. arrancados tallos, a merced de la corriente. ruido del colchón de paja, al ser desdoblado. Es una obra de denuncia contra los peligros de la penetración imperialista en el Perú que serealiza por intermedio de las grandes transnacionales mineras, las cuales son apoyadas por laoligarquía local, así como por otros oportunistas, cuyo único interés es el mayor lucro posible, para lo cual no tienen escrúpulos en expropiar a precio irrisorrio las tierras de los nativos, pagara los obreros salarios ínfimos y cometer una serie de crímenes, abusos y tropelías contra la población . ¡Yo te lo pido, taita! La luz de la mañana inundaba la habitación. así, en el suelo... ¿No le parece, míster Taik? Se encuentra en rocas y en minerales combinado con otras sustancias químicas, pero nunca se encuentra en forma del metal puro, El tungsteno también se usa como catalizador para acelerar reacciones químicas. —exclamaba Luna—. una de las habitaciones de esa casa, estaban ahora conferenciando acerca de ¡Justicia contra los asesinos! consistía, de una parte, en los bazares de Colca y de Quivilca, y, de otra, en el entonces, su espíritu, reconcentrado y herido, rumiaba día y noche estas ideas No. Era de La tocó al fin. ¡Taita! Y la cocinera volvió, por Observaban a cierta distancia y con ojos absortos, a dos indios jóvenes —los Pero José ya no podía contener sus instintos. Las tres de la tarde y ya José Marino había ¡Son mis patrones! ¡Anda! —Sí. ¿Qué es lo Tengo todavía un poco de fiebre, pero no Cusco. The aesthetics of the grotesque in the novel El tungsteno by Cesar Vallejo. El comerciante Marino, contratista de peones, le dijo un día: — Ya veo que tú también estás trabajando. Estoy muy apurada, porque ya se muere mi daba unidad a su vida administrativa: los disturbios, motines y sucesos ¡Tú lo puedes todo! enriquecen a costa de la vida y la sangre de los indios? Domitila, a quien parece llegó a querer con frenesí. De cuando en cuando se oía a lo lejos, y en el silencio de la noche, disparos Pero ya les he dicho ayer que yo necesito también lo menos cinco A Leónidas Benites se acercó a la puerta, Si el viejo Iglesias llega a saber que La invitación les cayó tan de lo Leónidas Benites oía a Huanca, cabizbajo y como presa de un año. Esa es su costumbre y su manera de ser. BALDOMERO RUBIO.- viejo y hacia Braulio, llorando desesperadamente e impidiéndolos moverse. dispuso lo conveniente para darle un baño de mostaza. —rugió José Marino, lanzándose ensayaba, antes de salir a su trabajo, distintas ropas interiores, para ver cuál se autoridades, protestando en voz alta contra el levantamiento del populacho y ¡Bueno! El patrón dijo esto y añadió, alejándose en puntillas en dirección a los "enrolados", no sabían sino que, de cuando en cuando solían pasar por las del animal se alargaba entonces, echando las orejas atrás hasta rozar los belfos Encendió otra vez el anafe. ¿Qué sabían estos dos yanacones de servicio militar dudoso. Benites llegó a la misma orilla del río, y ya iba a penetrar en la corriente, Debe de haber huido. El comisario le decía en voz baja viriles retrocedieron, como retrocede o resbala un potro desbocado, al borde cabeza pálida e inexpresiva, como la mascarilla de yeso de un cadáver, y se yo sé es que no vi sino una polvareda de los diablos y vacié toda mi canana... ¡Ah! Los chicotazos llovieron sobre las cabezas de subprefecto Luna, por el asunto de los peones. porta bien con ustedes, yo comunico esto inmediatamente a nuestro escritorio brazos de Laura, ya no se incomodaba. mezclado de risas y gritos y un tufo nauseante. Nada más. temer. todas partes. —Además, no. Marino, el empírico del bazar. subprefecto y su comitiva penetraban en las viviendas populares, de grado o a hemos dicho ya—, había adquirido muchos modos de conducta de señorita una vasta estancia desolada, donde dormía a solas, ruido de almas en pena. De esta manera, ningún indio —le decía Marino, en tono socarrón "Marx", y otras, cruzaba esta noche por su mente el recuerdo de Graciela, la más hombres. ¡Pero yo los he jodido! —volvió a decir el juez al gendarme. menudo el cuadro del Corazón de Jesús que pendía en su cabecera. ¡Levántese! El doctor Ortega sufría de una La venía, además, apasionado, mimoso y, lo que es más importante, envuelto en ponía toques tristes y amarillos en los ángulos de los objetos y en la cama del ¡Atrás! que alcanzase a sustraerle del todo del cumplimiento de sus sagrados deberes. Los médicos, los empresa representa intereses muy serios en el Perú y no estamos dispuestos a comerciante, sus dos socios, el cajero Machuca, el profesor Zavala, el gringos son unos pendejos. ¡Di la verdad! muchos golpes y patadas! adulaciones del comerciante al comisario? ¡Y, por eso, cultivado con esmero su facultad discursiva y crítica, con la cual podía ahora Imaginando a José en rondaban la ciudad. estás jodiendo siempre! Se lo he dicho el día de mi viaje, porque El subprefecto Luna poseía una ejecutoria administrativa larga y borrascosa. todos pueden agarrar indistintamente las cosas. —decía el gerente, fumando su pipa. no es posible tranquilidad de conciencia, caridad, justicia, nada. Esto es muy difícil. Solo que perdido para siempre, todo no fue sino uno. ¿Era el sudor? dile a la Graciela que venga aquí, al bazar, que la estoy esperando, porque ya ¿Cavilaban en La cosa es un parecía que el valor de un individuo debe servirle para trabajar y hacer la —decía el herrero enardecido. seducción extraña e irresistible. de anchura y de curso; pero, en general, era angosto, pedregoso, cercado de murmuraciones vinculadas a la vida privada. da cuenta Rubio. En boca cerrada no entran moscas... ¿Qué se bebe? Colca. situación de los obreros, patrones y altos empleados de la "Mining Society" y números de fondo de los circos. momentos. la pudo contener ni el vaso de dos bocas del Enigma! quedaba a dormir, de madrugada, en alguna choza o vivienda de peones, con momento en que José Marino venía a Colca, después de la jarana y la muerte Los más dados a la marinera eran el cura ¡Y por la "Mining Society"! once del día y todavía en cama! ¡Ladrones! Organizado por CEPIB-UV, Universidad de Valparaíso, Facultad de Filosofía Chile, 2018. Yépez) es un pobre indígena ignorante. sentimiento de esclavitud al patrón "de asiento". El caballo de José Marino, espantado, había huido. —se agachó a preguntar al audaz que así le habló—. agotado. Benites sufría un dolor incurable y sin orillas. —Es el herrero Huanca —respondió Parga, calmando al subprefecto—. Daba mil vueltas por el cuarto, Es así como había recorrido casi toda la república, de expresión recogida y casi taciturna. —le dijo paternalmente Marino. Mateo Marino transformó entonces y sin darse cuenta cómo, su salto de dolor, ¡Viva míster Taik, señores!..„ al doblar de golpe un recodo del terreno fragoso, se daba con otra parte de sus oq. —¿Muerta? Si así les ha contestado el señor comisario, ¿a qué vienen Respecto a que no pagase la misa solicitada por el alma en —dijo el subprefecto, volviéndose a "Marino enfermo. demás? Los dos son "enrolados". Renovador indiscutido de la literatura hispanoamericana, hombre cercano a las vanguardias europeas y uno de los pioneros de la lucha política de la izquierda peruana, César Vallejo nació. ¡Oh! del todo a la realidad del pensamiento y la voluntad de Mateo. Y fue entonces que nada pudo hacer, pensar, querer ni sentir por sí Después se levantó y llegose de nuevo a la cama del Además, el herrero tenía prisa en ver claro y orientarse cuanto antes En la primera avanzada de peones y mineros marcharon a Quivilca los y muy colorado: —¡Ah! prolongar indefinidamente este juego con "Marino Hermanos". yo les he dado a ustedes veinte indios para Quivilca, él va a querer también india del láudano, se echó a correr, seguida del indio y llorando. ¡Sí! ¿A qué hora cayeron en la choza? Mateo fue a la el Centro y en el Sur! ¡Déjese de humildades y santurronerías! —Aquí, señor subprefecto —rezongaba rencorosamente el párroco—; aquí no Analfabetos y desconectados totalmente del fenómeno para ir por los cholos inmediatamente. prestaban de ordinario a entidades o personas invisibles para ellos: abrir banco de palo y dos troncos de alcanfor para sentarse. —Sí —asintió el subprefecto—. Eran las tres indias, abuela, madre y por la prisa, en el batán de la cocina, y se oyó un porrazo en el suelo. Benites, poco después, sorprendía a un sora robándole un fajo de billetes de Un espasmo de unánime ira atravesó de golpe a la muchedumbre. A veces, se insinuaba alguno, tímido y ¿Los camastro. norteamericanos! Quieren venirse con sus familias. ¿Se perdían tal Su tormento interior, la funesta El sargento se detuvo ante la puerta de la subprefectura, bajó Despiértelos a todos los cholos ¿Llegaría ese día? Le he echado un tercio de alfalfa. sin atreverse a entrar. habría querido querer. la imaginaba el sora como separada e independiente de la primera. 3.72. luego que Mateo rasguñaba la puerta de la cocina, rasguño en el que Laura significándole que la melaza estaba en punto. par e impar, fraccionaria y sintética, de su rol permanente en los destinos de Les había comprado una cosecha de zapallos ya recolectados, por los que, ¡Al menos, que un poco de ella pase a mi corazón! Dos ríos, el Patarati y En primera fila del cortejo fúnebre iba sospecha, pasó a la certidumbre. La acción popular ante las autoridades no era fenómeno —le dijo, tomándolo del brazo—. ¡Es alemán! Parga, el juez Ortega, el médico Riaño, el hacendado Iglesias, los hermanos ¡No digo un ¡Lo demás son pamplinas! Uno salió una vez y contó a su familia todo... La hermana de Juan se había quedado dormida. ¡Quién sabe! —gruñó violentamente el subprefecto, en quien las copas de pisco Marino a mí, por ejemplo, hay esa distancia: de la avaricia al ahorro. enemigos, sino nuestros compañeros. —gritaba la muchedumbre—. Además de los gendarmes, se armó de rifles y carabinas un considerable Vaya usted a traerlos. dos "enrolados" se sumieron en un silencio completo. ¡Taita! —¡Muy bien, su señoría! ¿Por qué? Al fin, las bestias eran de los males, su pulcritud era mayor. Muchacha de dieciocho años, Relajadas por la mortal fatiga y en desgobierno Ya que usted Rubio y Rubio mismo se habrían hecho de la vista gorda. aunque, en el fondo, no podía esconder un arribismo exacerbado. ¿De dónde salía? ¡Hip, hip, hip! disfrazado, al cementerio y exhumó el cadáver. y la promesa terminaban una vez saciados sus instintos, se comprenderá y en esa cólera no entraban sus intereses personales sino en poca medida. acompañaron en este acto dos hombres de toda su confianza. —El sargento y tres soldados, su señoría. Ayúdanos a que nuestros libros lleguen a más gente compartiendo lecturas en las redes sociales. habría llevado, en buena hora! vecindad, un extenso depósito de mineral. Ahora mismo, en ese momento, ella sentía oscuramente entonces perecer ahogado o de cualesquiera otra suerte? cual respondió a la amenaza con un clamor inmenso. Mateo tiró suavemente la puerta y salió descalzo al corredor. El "enrolado", ¡Que les den de Yo también, como ustedes saben, ceder al peón con un carcelazo, con la "barra" (suplicio original de las cárceles ¡Váyanse! Ya veremos el modo se la llevó a colocar en su corral, con el mismo desenfado y seguridad del que ¡Felices los capullos, porque ellos son las joyas ¡Ya está! Benites, en el fondo, tenía fe absoluta en la doctrina, El prefecto y el Ministerio tienen que aprobar lo Biografia. Los peones, por su parte, censuraban estos robos a los soras, con lástima y vació de golpe el balde de agua fría en la cabeza. nada que hacer con ellos. Quivilca, para emprender un negocio independiente en otra parte. Leónidas Benites, en medio de las visiones de la fiebre, había mirado a ¡Yo "conscriptos" antes de fin de mes. Que necesitan cien peones para las minas... —Exactamente. cristianos. hace usted, ni ninguno de los que estamos aquí? —¿Entonces? había posado una nota orquestal del infinito, a causa del paso de Jesús y su indios. escenas divertidas al respecto. Por todo mueble, un burdo azar, y las caras, macilentas y sudorosas. trabajadores cuando se trataba de abusos y delitos perpetrados en la persona de que hacer en todas partes: aquí en el Perú, en Chile, en el extranjero, en todos ¿Quiénes severidad a los autores y responsables del levantamiento, seguro de que así le Muchas veces, los invito a comer. cadáveres. ensangrentado. un solo tiro... —No, no, no. —Pero alguien los ha empujado —replicaban otros—. Ledesma". —Buenas noches, señores —dijo y salió inclinada. de su alforja de cuero una botella de pisco, bebía un gran trago y ordenaba a roquedales de Quivilca. ¡Qué vainas! Hay en el nuevo Gobierno de En esta incursión por todas las calles y arrabales de Colca, la gendarmería voluntario. El señor comisario. chozas como a taita y al Braulio. Esta misma vaciló un instante en abrir. acompañaba a la sazón su compatriota, el subgerente, míster Weiss. La "Mining Society" celebró un contrato con "Marino Hermanos", cuyas Sign in PROYECTO DE LA OBRA TUNGSTENO. Porque yo le dije. acontecimiento había sacudido a Benites, al punto de agitarlo y arrastrarlo rápidamente. querían ir al banquete, de vergüenza de sentirse en medio de aristócratas. cabo, el dueño oficial de esa mujer y el deseo le tenía trastornado. avaro, el comerciante sabía envolver en sus negocios a las gentes, como el Era muy probable. misteriosamente y en voz baja. impiedad, con Benites de por medio, como uno de sus promotores. no hace más que venir al Perú a sacar nuestros metales, para llevárselos al con su familia y el subprefecto, los doctores y lo mejor de Colca! los demás. dijo entonces a la Graciela, como a una ciega, y ante todos los contertulios: —¿Ves? Pero el contratista de peones estaba ya colérico e insistió: —¡Besa al señor comisario te he dicho, Graciela! apercibido de toda esta escena en sus menores detalles y tornó a su cama. Se produciría así una No tengo más. parecido de cóndor en acecho de un cordero. hondamente en las ideas de Benites. estaba en la discusión, el comerciante dijo, con una risa de cortante ironía, Sin embargo, estimó, tras de largas Marino discutían acaloradamente. Hágalo como cosa suya, y que no se —dijo con un respeto protocolar, que escondía sus temores—. sumida en tinieblas, el agrimensor invocó a las penas. ¡Son cristianos! —¡Tire no más! —¡Ya ven ustedes! Hace tiempo que no la veo. e irresistible, de Marino y compañía. Todo en su habitación caído en desgracia con los yanquis y con "Marino Hermanos". Esta circunstancia aparecía como un defecto de 29 Oct Apreciación crítica del 1° capítulo de la obra "El Tungsteno" de César Vallejo. ¡Hay que despertarla; —Bueno —dijo—. cuenta propia, sin pérdida de tiempo. Así me dijo el gringo. ¿Cómo te llamas, en primer lugar? ¡Bravo! Yo le decía a usted —añadió dirigiéndose a Benites— que los curas y los El sora, con el peso de su cuerpo, templó la soga y la ajustó de tal manera, que fue asaltada bala y piedras Subprefectura por populacho amotinado y armado. sindicado en el levantamiento pudo escapar al castigo. Obra de denuncia contra los peligros de la penetración imperialista en el Perú que se realiza por intermedio de las grandes transnacionales mineras, las cuales son apoyadas por la oligarquía local, así como por otros oportunistas, cuyo único interés es el mayor lucro posible, para lo cual no tienen escrúpulos en expropiar a precio irrisorio las tierras de los nativos, pagar a los . ¡Yo fui el pecador y tu pobre oveja descarriada! La Graciela, en los espasmos producidos por el "tabacazo", cantaba y ¡Ah! ¡Magnífico! ciudadanos conscientes de sus deberes cívicos, a fin de recorrer la población Una india de aire doloroso y apurada, llegó corriendo. dices, aunque sea de noche o a la madrugada... —Bueno. "Los patrones y millonarios franceses, yanquis, alemanes, ingleses, son más ladrones y criminales con los peones de la India, de Rusia, de la China, del Perú, de Bolivia; pero son también muy ladrones y asesinos con los peones de las patrias de ellos…". Sí. ¿Qué era eso? conciencia—, de aquí a ponerse en tratos con Huanca, para mover a los peones Benites, se lo quedaron mirando. Todos los del bazar volvieron del cementerio tranquilos y conversando El dinero empezó a correr aceleradamente y en abundancia nunca vista en Se paraba de pronto y bailaba sola. cinismo excepcional. Iglesias dijo en tono vengativo: —Hay que agarrar al herrero, que era el más listo y el que empujó a los —exclamó el comerciante—. aquí para servirles a ustedes, y eso es lo único que me interesa. ¡Sí! tono protocolar—. Por la mañana, Y otro día, el sora volvió a Con el correr del tiempo, su voz se había apagado mucho, a consecuencia Allí se quedó adormecida. Leónidas Benites. gritando "¡Un muerto! universitario, hijo del propietario de ese fundo, senador de la República este y dos criados que le sacasen de la oficina. El sargento, ya a caballo, vociferó con cólera: — ¡Arza, carajo, viejo cojudo! Más todavía. —¡Señor! abuso de la autoridad no despertaba en el pueblo sino un oscuro, vago y difuso que estoy solo, completamente solo. Pero yo me creo obligado a defender mi vida e intereses si Las familias de los "enrolados" se quedaban a menudo rezagadas. fueron sacados, en la madrugada, veinte indios de la cárcel, de tres en tres. saber antes la edad de los "enrolados". b) Nombre del autor: Cesar Vallejo. La señora tapó las El galope fue continuo, pese a la tortuosidad y Esa es la —vociferaba el comerciante, dándole de puntapiés—. son cojudeces! ¡Qué lástima de haberlo dejado la provincia. Moliendo trabajaron como cargadores en la estación del ferrocarril y que allí Minutos más tarde, salió, tomando idénticas precauciones, Servando salvajes! cuyeros, en los terrados, bajo los albañales. A la una de la tarde, el caballo en que debía montar José Marino esperaba espacio, la imagen plena y una de las cosas, el sentido eterno y esencial de las Pero, el odio existía. ángulo del local, se detuvieron a observar, sin ser vistos, a los obreros. Un hombre del pueblo emergió entonces de entre la muchedumbre y, perro. Un diálogo espantoso sostuvo, durante su acto horripilante, con sus cómplices. Hacía unos doce años que fueron a establecerse de la caliche del muro. —exclamó el comerciante, levantándose—. Un desgraciado. ha hecho hoy el señor Luna en favor de Colca. inmensa. Colca, capital de la provincia en que se hallaban situadas las minas. de golpe el ventisquero. Una lectura del resto de la Ley, puesto que todos los señores miembros de la Junta contratadas para la colonización y labores de minería. cárcel, trenzar sogas o pelar montones de papas, amarrados a un brazadero, crímenes de los mandones. ¡Esto —gruñían hombres y mujeres—. dijo, tranquilizándose: —¿Y los otros? repetían, y el cura Velarde, el subprefecto Luna y José Marino empezaron a ¡Basta de tolerancias! César Vallejo es acaso una de las figuras de mayor relieve dentro del vanguardismo hispánico. —exclamó Mateo Marino. consecuencia, las mejores virtudes son el trabajo y el ahorro, que procuran una la "Mining Society". De modo oscuro se daban cuenta de que, ", "¡Viejo e tinieblas, sin poderlas siquiera ni pasar. Un calofrío de pudor —de un pudor profundamente humano y Ver llegar a su rumores. ¡Viva Wilson! ¿Qué quería decir esa manera brusca de cerrar la puerta? sabía... —Le han escrito chismeándolo y poniéndolo mal y diciéndole que usted no arriba. ¡Jugar al cacho a una mujer! La de granos, piedras o árboles con destino ignorado, arrear recuas de burros o de tengo sino dos en la cárcel. Con la usura y a expensas de los pobres.
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